lunes, 22 de febrero de 2010

En sus justas dimensiones (fragmento)

Ya desde entonces se trazaban los esbozos preliminares de esta tormentosa comedia. Creíamos que eternamente seríamos los dueños de nuestro destino, pero lamentablemente ignorábamos, o así lo pretendíamos, que esta vida es un atroz conjunto de problemas, donde nosotros representábamos una minima parte. Que con cada una de nuestras decisiones, no solo manejábamos la propia existencia, sino que impactábamos en todo aquello que nos rodeaba, a quien amábamos o siquiera conocíamos, a su vez, ellos marcaban una diferencia en ti, en mí, y nuestra recién nacida sociedad, que afanosa se tildaba de iluminada. ¿Cómo nos atrevimos a semejante ultraje? Muchachos extraviados, una tripulación sin timón o capitán. Tarde o temprano el galeón estallaría astillado en alguna montaña rocosa, y de los restos no armaríamos ni una pobre balsa. Estábamos ahogados aun antes de levar anclas.

1 comentario:

  1. antes de "nacer" estamos destinados a morir... lo de enmedio es lo que importa, el erotismo de Bataille ya lo dice, sin mencionar a Zizek que enuncia que lo bueno de la vida es que ya está pacatada la muerte, entonces al dejar de preocuparnos por ella es cuando le ganamos a la inmortalidad, nuestra mortalidad es la mejor arma que tenemos.

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